Todos sabemos que como cualquier ser vivo de esta tierra los humanos estamos diseñados para nacer,crecer,reproducirse y morir. El cuerpo humano sufre un envejecimiento o un deterioro desde el primer día de su nacimiento.Tanto órganos, tejidos, células, neuronas, en definitiva todo lo que reune el aspecto físico y biológico se ve afectado.
¿PERO LAS CAPACIDADES MENTALES Y EMOTIVAS SUFREN EL MISMO DESTINO?.
Con el estudio siguiente quiero dar respuestas a estos interrogantes.
Somos enfermeros y debemos actuar de manera integral y holistica, viendo todos los aspectos que comprenden un ser tan complejo como es el ser humano.
EFECTOS COGNITIVOS Y EMOCIONALES DEL ENVEJECIMIENTO.
El proceso de envejecimiento es un fenómeno universal que afecta a todos lo seres vivos. Se asocia a una declinación general de las funciones fisiológicas, entre las cuales no se hallan eximidas las funciones cerebrales, que trae como consecuencia un conjunto de déficit conductuales, cognitivos y emocionales. El estudio de estos cambios es de particular relevancia, dado el aumento del número de personas mayores de 65 años. Por lo tanto es cada vez más necesario estudiar los procesos de envejecimiento para lograr prevenir, aliviar y aletargar los problemas propios de ese estadio ontogenético.
Los modelos animales permitieron una comprensión más clara de las modificaciones cognitivas producidas en el envejecimiento, así como de sus correlatos neurobiológicos, lo cual a su vez, ha colaborado en el desarrollo de estrategias de intervención en los diferentes niveles, para mejorar los efectos que provoca el avance del tiempo sobre las capacidades intelectuales.
Los modelos animales permitieron una comprensión más clara de las modificaciones cognitivas producidas en el envejecimiento, así como de sus correlatos neurobiológicos, lo cual a su vez, ha colaborado en el desarrollo de estrategias de intervención en los diferentes niveles, para mejorar los efectos que provoca el avance del tiempo sobre las capacidades intelectuales.
En la vejez se producen deterioros en el procesamiento, aprendizaje y recuperación de la nueva información, la solución de problemas y la rapidez de la respuesta. La mayoría de los estudios con humanos incluyen al menos dos grupos de edad, el de los jóvenes cercanos a los 20 y el de los ancianos, por encima de los 60 años. Los grupos son emparejados en función de una serie de variables relevantes y se comparan en tareas que incluyen recuerdo libre, reconocimiento de rostros o de una combinación de letras-números previamente presentadas, hasta la solución de problemas de búsqueda o de rotación mental. Otras tareas implican comparaciones, aprendizaje de pares asociados, clasificación de ítem, etc. En general, los resultados indican que los ancianos son más lentos o tienen una ejecución más pobre que los jóvenes, prácticamente en todas las tareas.
Uno de los problemas más frecuentes en el envejecimiento es la declinación de la memoria. La queja subjetiva de falta de memoria aparece en el 70% de los sujetos añosos
Uno de los problemas más frecuentes en el envejecimiento es la declinación de la memoria. La queja subjetiva de falta de memoria aparece en el 70% de los sujetos añosos
La memoria procedural se refiere a saber cómo, incluye el aprendizaje de tareas o habilidades perceptivo-motoras y son informaciones que no requieren una referencia consciente de la información adquirida. Se diferencia de la memoria declarativa, el saber qué, referida a los conocimientos adquiridos que el sujeto puede evocar y comunicar en forma verbal o no verbal (Junque & Barroso, 1999).
Una dimensión que modula la capacidad amnésica de los sujetos es el valor emocional de los recuerdos. La evocación se facilita más para los estímulos emocionales que para los neutros, así como para los estímulos que están inmersos en un contexto emocional, comparados con los que se encuentran en un contexto neutro. Kensinger, Brierley, Gowdon y Corkin (2002) mostraron que tanto los sujetos jóvenes como los ancianos sanos, presentan mejor rendimiento para evocar pinturas y palabras con contenido emocional que con contenido neutro. Sin embargo, los ancianos no muestran la misma facilitación del recuerdo en presencia de un contexto emocional, comparado con uno neutro. Esta diferencia de evocación del contexto en función de la intensidad emocional de los eventos, está asociada con la activación del lóbulo frontal.
Los resultados de las investigaciones sugieren que en el envejecimiento normal hay una alteración de la corteza prefrontal. Este hallazgo se infiere a partir de los resultados de las técnicas de diagnóstico por imágenes funcionales, que muestran en ancianos, la existencia de una correlación entre el deterioro del procesamiento de la información contextual y la activación anormal de la corteza prefrontal.
Una dimensión que modula la capacidad amnésica de los sujetos es el valor emocional de los recuerdos. La evocación se facilita más para los estímulos emocionales que para los neutros, así como para los estímulos que están inmersos en un contexto emocional, comparados con los que se encuentran en un contexto neutro. Kensinger, Brierley, Gowdon y Corkin (2002) mostraron que tanto los sujetos jóvenes como los ancianos sanos, presentan mejor rendimiento para evocar pinturas y palabras con contenido emocional que con contenido neutro. Sin embargo, los ancianos no muestran la misma facilitación del recuerdo en presencia de un contexto emocional, comparado con uno neutro. Esta diferencia de evocación del contexto en función de la intensidad emocional de los eventos, está asociada con la activación del lóbulo frontal.
Los resultados de las investigaciones sugieren que en el envejecimiento normal hay una alteración de la corteza prefrontal. Este hallazgo se infiere a partir de los resultados de las técnicas de diagnóstico por imágenes funcionales, que muestran en ancianos, la existencia de una correlación entre el deterioro del procesamiento de la información contextual y la activación anormal de la corteza prefrontal.
Se propone también un modelo matemático de pérdida de información durante su procesamiento en pasos secuenciales. La vejez ocasionaría un aumento de la proporción de información perdida en cada paso, pronosticando una relación positivamente acelerada entre las latencias de los ancianos y de los adultos jóvenes. Es decir, que a medida que el anciano avanza en la secuencia de operaciones cognitivas que debe realizar para resolver una tarea, hay un incremento cada vez mayor de la diferencia de latencia entre ambos grupos.Estudios con animales no humanos
PRUEBA DE INVESTIGACIÓN EN RATAS
Los modelos animales realizados principalmente con ratas y ratones de edades avanzadas, han intentado profundizar en el entendimiento del proceso de envejecimiento y sus correlatos neurobiológicos. Las ratas se consideran maduras entre 12 y 18 meses de edad y longevas o ancianas con más de 18 meses, pudiendo llegar a vivir hasta alrededor de 30 meses, aunque con alta proporción de mortalidad a partir de aproximadamente los 20 meses. En conjunto, los trabajos de las últimas décadas mostraron que las alteraciones de la vejez incluyen un déficit en la adquisición de nuevos materiales y en la evocación de eventos.
El protocolo más usado en estos estudios es la Versión Espacial del Laberinto de Agua de Morris. Los animales deben aprender a encontrar una plataforma no visible que está sumergida debajo del agua. Esta tarea tiene como objetivo medir la alteración de la función del lóbulo temporal medial, típica en la vejez. Los resultados evidencian diferencias significativas entre ratas viejas y jóvenes en el aprendizaje espacial de la plataforma oculta para escapar del agua, mientras que no las hay cuando la misma está visible (Gallagher & Colombo, 1995; Gill & Gallagher, 1998; Markowska& Savonenko, 2002). Esto demostraría que los sujetos no presentan alteraciones motoras o perceptuales para encontrar la plataforma, sino un deterioro en el aprendizaje espacial per-se. Esta alteración en las ratas viejas se produce en la memoria referencial (o de largo término), evaluada por la dificultad para evocar la posición de la plataforma, que es constante a lo largo de todas las sesiones y en la memoria de trabajo, cuando se requiere que el animal aprenda una nueva ubicación de la plataforma cada día
Los modelos animales realizados principalmente con ratas y ratones de edades avanzadas, han intentado profundizar en el entendimiento del proceso de envejecimiento y sus correlatos neurobiológicos. Las ratas se consideran maduras entre 12 y 18 meses de edad y longevas o ancianas con más de 18 meses, pudiendo llegar a vivir hasta alrededor de 30 meses, aunque con alta proporción de mortalidad a partir de aproximadamente los 20 meses. En conjunto, los trabajos de las últimas décadas mostraron que las alteraciones de la vejez incluyen un déficit en la adquisición de nuevos materiales y en la evocación de eventos.
El protocolo más usado en estos estudios es la Versión Espacial del Laberinto de Agua de Morris. Los animales deben aprender a encontrar una plataforma no visible que está sumergida debajo del agua. Esta tarea tiene como objetivo medir la alteración de la función del lóbulo temporal medial, típica en la vejez. Los resultados evidencian diferencias significativas entre ratas viejas y jóvenes en el aprendizaje espacial de la plataforma oculta para escapar del agua, mientras que no las hay cuando la misma está visible (Gallagher & Colombo, 1995; Gill & Gallagher, 1998; Markowska& Savonenko, 2002). Esto demostraría que los sujetos no presentan alteraciones motoras o perceptuales para encontrar la plataforma, sino un deterioro en el aprendizaje espacial per-se. Esta alteración en las ratas viejas se produce en la memoria referencial (o de largo término), evaluada por la dificultad para evocar la posición de la plataforma, que es constante a lo largo de todas las sesiones y en la memoria de trabajo, cuando se requiere que el animal aprenda una nueva ubicación de la plataforma cada día
Alteraciones emocionales
La esfera emocional también muestra alteraciones con el aumento de la edad. En estudios con sujetos humanos se observó disminución de las sensaciones de placer o anhedonia (Lampe, Kahn & Heeren, 2001) y dificultad en el procesamiento de la información emocional. Por ejemplo, Phillips, MacLean y Allen (2002) mostraron que los sujetos de 60 a 80 años no tienen dificultades en decodificar emociones de material verbal, pero son menos hábiles para identificar expresiones faciales de enojo y tristeza y presentan una menor capacidad para reconocer emociones e intenciones a partir de las expresiones en los ojos.
Se encontró en los ancianos un incremento de las concentraciones basales de noradrenalina, que está involucrada en el procesamiento de las emociones. Por ejemplo, Pascualy y colaboradores (1999) estudiaron las concentraciones basales de noradrenalina en reposo y después de la administración de un estresor en sujetos jóvenes, de vejez temprana (70 años) y de vejez avanzada (mayores de 80 años). El estresor consistía en la inmersión de la mano en agua helada y su rotación lenta. Los sujetos de vejez avanzada presentaron un aumento de noradrenalina en sus niveles basales y en respuesta al estresor comparados con los otros dos grupos. Los autores sugieren a partir de estos resultados, la existencia de un efecto de la edad sobre el sistema nervioso simpático.
La esfera emocional también muestra alteraciones con el aumento de la edad. En estudios con sujetos humanos se observó disminución de las sensaciones de placer o anhedonia (Lampe, Kahn & Heeren, 2001) y dificultad en el procesamiento de la información emocional. Por ejemplo, Phillips, MacLean y Allen (2002) mostraron que los sujetos de 60 a 80 años no tienen dificultades en decodificar emociones de material verbal, pero son menos hábiles para identificar expresiones faciales de enojo y tristeza y presentan una menor capacidad para reconocer emociones e intenciones a partir de las expresiones en los ojos.
Se encontró en los ancianos un incremento de las concentraciones basales de noradrenalina, que está involucrada en el procesamiento de las emociones. Por ejemplo, Pascualy y colaboradores (1999) estudiaron las concentraciones basales de noradrenalina en reposo y después de la administración de un estresor en sujetos jóvenes, de vejez temprana (70 años) y de vejez avanzada (mayores de 80 años). El estresor consistía en la inmersión de la mano en agua helada y su rotación lenta. Los sujetos de vejez avanzada presentaron un aumento de noradrenalina en sus niveles basales y en respuesta al estresor comparados con los otros dos grupos. Los autores sugieren a partir de estos resultados, la existencia de un efecto de la edad sobre el sistema nervioso simpático.
Conclusiones
En términos generales, el envejecimiento produce una serie de deterioros que se revelan también en una disminución de la plasticidad neuronal y por consiguiente, de los procesos cognitivos y emocionales. Uno de los deterioros más evidente en los humanos se encuentra en la memoria de evocación, manteniéndose bastante conservada la memoria procedural. Los modelos animales indican también que con la edad se deteriora la memoria espacial, tanto la de largo término como la memoria de trabajo. A su vez, las funciones ejecutivas estarían comprometidas, evidenciado esto por el déficit en la capacidad de los animales de atender, discriminar y analizar las informaciones complejas. El procesamiento de los cambios en el valor de incentivo de los reforzadores está alterado, mostrando en las ratas viejas una persistencia de las respuestas previamente aprendidas. El lóbulo temporal y la corteza prefrontal parecen ser las áreas más involucradas. La hipofunción colinérgica estaría en la base de estas alteraciones cognitivas probablemente asociada a una alteración gabaérgica. En cuanto a la esfera emocional, se encuentra una respuesta exacerbada a las situaciones de estrés vinculado probablemente con una desregulación del eje HPA. Se observa además un deterioro emocional manifestado por anhedonia, desinterés y déficit en el reconocimiento de expresiones emocionales.
En términos generales, el envejecimiento produce una serie de deterioros que se revelan también en una disminución de la plasticidad neuronal y por consiguiente, de los procesos cognitivos y emocionales. Uno de los deterioros más evidente en los humanos se encuentra en la memoria de evocación, manteniéndose bastante conservada la memoria procedural. Los modelos animales indican también que con la edad se deteriora la memoria espacial, tanto la de largo término como la memoria de trabajo. A su vez, las funciones ejecutivas estarían comprometidas, evidenciado esto por el déficit en la capacidad de los animales de atender, discriminar y analizar las informaciones complejas. El procesamiento de los cambios en el valor de incentivo de los reforzadores está alterado, mostrando en las ratas viejas una persistencia de las respuestas previamente aprendidas. El lóbulo temporal y la corteza prefrontal parecen ser las áreas más involucradas. La hipofunción colinérgica estaría en la base de estas alteraciones cognitivas probablemente asociada a una alteración gabaérgica. En cuanto a la esfera emocional, se encuentra una respuesta exacerbada a las situaciones de estrés vinculado probablemente con una desregulación del eje HPA. Se observa además un deterioro emocional manifestado por anhedonia, desinterés y déficit en el reconocimiento de expresiones emocionales.
CONSULTADO EN: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1668-70272005000200005&script=sci_arttext
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